domingo, 8 de noviembre de 2009

Y si no digo desde acá que es mi espacio... de dónde...

No pienso mencionarle que de nuevo las palpitaciones no me dejan dormir, que desde hace tiempo me duele tanto el pecho que ya hasta me olvidé de respirar.
La cama es un infierno, sí, ese infierno tan temido. Escapo, pero nunca tanto tiempo como para dejar de sentir el mismo temor. La muerte a mis pies. Una y otra vez...
Clavo las yemas de los dedos en el teclado y trato de imprimir el sueño, pero me sobreviene el miedo.. Otra vez la cama no...

Carta 1
Buenos días Mr Novs... Quizás pueda entender mi desesperación luego de leer esta carta... Ojalá no me equivoque al enviársela... Ojalá pueda creer que el hecho de dirigirme a usted... no será en vano...
Le cuento Mr Novs:
No logro comprender qué me está sucediendo... Lo único que sé es que por más que me esfuerce no logro extirpar el miedo, vive aquí, como una flecha incrustada en el tórax; como un puño o una puñalada que cava y cava sin encontrar eso que busca. Una muesca de dolor? Podría ser, pero dicen que ahí no duele... o no debería doler... Ahí duerme mi vacío, la soledad por años anclada... Ahí... dónde debería habitar un corazón y, sin embargo, a fuerza de evitar los espacios comunes (esos de donde provengo y vivo negando) sólo habita ese dolor indisoluble y fastidioso que me recuerda que no debo insistir en encontrar un nuevo lugar. Para que habite el ego? Superficial... egocéntrica... pura vanidad disimulando los complejos en una lata de sardinas. Pero... ¿Acaso pueda hallarse el amor en una lata de sardinas? ¿Podrá ser así? ¿Un sentimiento enlatado?.. De ser así... ¿qué voy a hacer?! Si me resisto a las latas!.. (aunque también opino que muchas veces nos sacan del paso...)

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